jueves, 15 de julio de 2010

Utilitarismo

Utilitarismo

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El utilitarismo es una teoría ética que asume las siguientes tres premisas: -aquello que resulta intrínsecamente valioso es aquello que es intrínsecamente valioso para los individuos; -el mejor estado de cosas es aquel en el que la suma de aquello que resulta valioso es lo más alta posible; -y aquello que debemos hacer es aquello que consigue el mejor estado de cosas conforme a esto. De este modo, la moralidad de cualquier acción o ley viene definida por su utilidad para los seres sintientes en conjunto. Utilidad es una palabra que refiere aquello que es intrínsecamente valioso para cada individuo. En economía, se llama utilidad a la satisfacción de preferencias, en filosofía moral, es sinónimo de felicidad, sea cual sea el modo en el que esta se entienda. Estas consecuencias usualmente incluyen felicidad o satisfacción de las preferencias. El utilitarismo es a veces resumido como "el máximo bienestar para el máximo número". De este modo el utilitarismo recomienda actuar de modos que produzcan la mayor suma de felicidad posible en conjunto en el mundo.


[editar] Historia del Utilitarismo

James Mill.

El utilitarismo fue propuesto originalmente durante los siglos XVIII y XIX en Inglaterra por Jeremy Bentham y su seguidor James Mill, aunque también se puede remontar a filósofos de la Grecia Antigua como Parménides. Tanto la filosofía de Epicuro como la de Bentham pueden ser consideradas como dos tipos de consecuencialismo hedonista, pues juzgan la corrección de las acciones según su resultado (consecuencialista) en términos de cantidad de placer o felicidad obtenida (hedonismo).

Hay un debate sobre quién usó, por primera vez, el término "utilitarismo", si Bentham o Mill: James Mill (Autobiography, ed. J. S. Cross (1924), p. 56) dice que él fue el primero en utilizar el término "utilitarianism" en relación con la "sociedad" que había propuesto fundar: "Utilitarian Society". Pero en una obra de Bentham, de 1780 (solo editada póstumamente), se descubrió que este autor lo usó primero que Mill, cuando quiso crear la "Secta del Utilitarismo" por esos años.


"Como movimiento, dedicado a la reforma -escribió Bertrand Russell-, el utilitarismo ha logrado, ciertamente, más que todas las filosofías idealistas juntas, y lo ha hecho sin grandes alharacas".

[editar] Tipos de utilitarismo

[editar] Utilitarismo negativista

Muchas teorías utilitaristas defienden la producción del máximo bienestar para el máximo número de personas. El utilitarismo negativista cree necesario prevenir la mayor cantidad de dolor o daño para el mayor número de personas. Los defensores de esta interpretación del utilitarismo argumentan que ésta propone una fórmula ética más eficaz, pues hay más posibilidades de crear daños que de crear bienestar, y los daños mayores conllevan más consecuencias que los más grandes bienes. Es lo contrario del utilitarismo positivo. Defienden la produccion del mínimo malestar para el máximo número de personas.

[editar] Utilitarismo del acto contra el utilitarismo de las normas

Se han propuesto otras formas de utilitarismo. La forma tradicional de utilitarismo es la del utilitarismo del acto, que afirma que el mejor acto es el que aporta la máxima utilidad. Una forma alternativa es el utilitarismo de las normas, que afirma que el mejor acto es aquel que forme parte de una norma que sea la que nos proporciona más utilidad.

Muchos utilitaristas argumentarían que el utilitarismo no sólo comprende los actos, sino que también los deseos y disposiciones, premios y castigos, reglas e instituciones.

[editar] Utilitarismo preferencial

En un tipo particular de utilitarismo que define a la utilidad en términos de satisfacción de las preferencias. Los utilitaristas de la preferencia afirman que lo correcto a hacer es aquello que produzca las mejores consecuencias, pero definiendo a las mejores consecuencias en términos de satisfacción de las preferencias, que incluiría conceptos como la "reputación" antes que el puro hedonismo.

[editar] Críticos del utilitarismo

Los críticos argumentan que esta visión se enfrenta a muchos problemas, uno de los cuales es el de la dificultad de comparar la utilidad entre diferentes personas. Muchos de los primeros utilitaristas creían que la felicidad podía ser medida cuantitativamente y ser comparada a través de cálculos, aunque ninguno consiguió hacer un cálculo semejante en la práctica.

Se ha argumentado que la felicidad de personas diferentes es inconmensurable, y que este cálculo es imposible, pero no solo en práctica sino como principio. Los defensores del utilitarismo responden a esto afirmando que ante este problema se encuentra cualquiera que tenga que escoger entre dos estados alternativos que imponen serias cargas a las personas implicadas. Si la felicidad fuera inconmensurable, la muerte de cientos de personas no sería peor que la muerte de una.

Otro de los argumentos en contra del utilitarismo, según James Rachels en su Introducción a la Filosofía Moral, es la acusación de que esta forma de actuar es demasiado exigente y elimina la distinción entre deberes y acciones sepererogatorias. Para sustentar esto los antiutilitaristas parten de lo que reconoce el propio filósofo utilitarista John Stuart Mill: "el utilitarista obliga a ser tan estrictmente imparcial como un espectador desinteresado y benévolo".

Tomando en cuenta como palabra clave "obliga", los filósofos adversos a Bentham y Mill plantearon a través de ejemplos imaginarios, dos maneras de distinguir las acciones caritativas de las personas: aquellas que adoptan una posición utilitaria, deben forzosa y obligatoriamente deshacerse de sus bienes para contribuir al bienestar de los demás, aún si por esta causa su estatus social queda a la altura de los más pobres.

El utilitarista congruente debería por decisión propia o por conciencia donar parte de sus riquezas si estas producen más felicidad que al conservarlas para sí.

Por otro lado, los utilitaristas responden a tales críticas con el argumento que los ejemplos propuestos son totalmente imaginarios y sólo en la mente de algunos filósofos sucederían tales cosas, siendo que la utilidad se encarga de decir por qué son o no son convenientes en la vida real.

El filósofo utilitarista australiano J. J. C. Smart nos aclara que debemos de tener mucho cuidado con el sentido común, porque en ocasiones éste está influenciado por nuestros sentimientos, o sea que a veces la interpretación que hacemos de una situación determinada puede estar inspirada por las costumbres y preceptos aprendidos de nuestros padres, la sociedad, etc. Tal vez, ésta sea la más grande aportación del utilitarismo, su puesta en duda del sentido común como fuente de la moral.

El utilitarismo ha sido también criticado por llegar a tales conclusiones contrarias a la moral del "sentido común". Por ejemplo, si estuviéramos forzados a escoger entre salvar a nuestro propio hijo o salvar a dos hijos de gente a la que no conocemos, la mayoría de gente escogería el salvar a su propio hijo. En cambio, el utilitarismo defendería salvar a los otros dos, pues dos personas tienen un potencial mayor de felicidad futura que una.

Los utilitaristas responden a este argumento diciendo que el "sentido común" ha sido utilizado para justificar muchas posiciones en temas controvertidos y esta noción de sentido común varía según el individuo, haciendo que no pueda ser una base para una moralidad común.

John Rawls (1921-2002) rechaza el utilitarismo, tanto el normativo como el de los actos, pues hace que los derechos dependan de las buenas consecuencias de su reconocimiento, y esto es incompatible con el liberalismo. Por ejemplo, si la esclavitud o la tortura es beneficiosa para el conjunto de la población podría ser justificada teóricamente por el utilitarismo. Rawls defiende que la ética política debe partir de la posición original.


Los utilitaristas argumentan que Rawls no tiene en cuenta el impacto indirecto de la aceptación de políticas inhumanas.

Es importante destacar que la mayoría de críticas van dirigidas al utilitarismo de los actos, y que es posible para un utilitarista de las normas llegar a conclusiones que sean compatibles con los críticos.

De hecho, John Stuart Mill consideró que Immanuel Kant (1724-1804) era un utilitarista de las normas. Según Mill los imperativos categóricos de Kant solo tienen sentido en casos de violencia si consideramos las consecuencias de la acción. Kant afirma que el vivir egoístamente no puede ser universalizado pues todos necesitamos el afecto en algún u otro momento. Según Mill este argumento se basa en las consecuencias. Puede observarse que algunas formas de utilitarismo son potencialmente compatibles con el kantianismo y otras filosofías morales.

R. M. Hare es otro ejemplo de utilitarista que ha adaptado su filosofía al kantianismo. No basa su teoría en el principio de la utilidad. Cree que podemos hacer consideraciones utilitaristas al formular juicios universales. A esta filosofía él la llama prescriptivismo universal.

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